¿Hay que hacer reposo después de la EPI?

Hay que hacer reposo después de la EPI?

La EPI en fisioterapia es una técnica innovadora utilizada para tratar lesiones musculares y tendinitis. Consiste en generar inflamaciones controladas en los tejidos degenerados para estimular su reparación. Después de recibir un tratamiento de EPI, es importante descansar las primeras 48 horas y esperar al menos una semana antes de la próxima sesión. No se recomienda el uso de crioterapia ni antiinflamatorios, pero se pueden utilizar analgésicos en caso de molestias. El malestar o dolor en el área tratada después de la sesión es normal y suele desaparecer en pocos días.

Índice de contenidos

EPI en fisioterapia: ¿Qué es?

La Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI) es una técnica novedosa utilizada en fisioterapia para el tratamiento de lesiones musculares y tendinitis. A diferencia de otras técnicas, la EPI genera inflamaciones controladas en los tejidos degenerados con el objetivo de activar procesos de fagocitosis y reparación.

La EPI se lleva a cabo mediante la aplicación de corriente galvánica a través de agujas de punción seca. Para realizarla de manera precisa, se utiliza un ecógrafo para localizar la zona afectada y un especialista en fisioterapia introduce una aguja en el punto afectado, vinculándola a un dispositivo de EPI. Durante la sesión, se aplican tres períodos de tres segundos de corriente galvánica en la zona de la lesión.

Esta técnica ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de diversas afecciones, como roturas musculares, tendinopatías, puntos gatillo miofasciales, fascitis plantar, esguinces y síndrome del túnel carpiano, entre otros.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la EPI está contraindicada en determinados casos, como en pacientes con belonefobia, prótesis, marcapasos, cardiopatías, embarazo, procesos oncológicos, tromboflebitis, psoriasis severa, afectaciones neurosensitivas, uso de corticoides o anticoagulantes.

Proceso de la EPI: Técnica y aplicación

Para llevar a cabo la EPI, es necesario contar con un especialista en fisioterapia que utilice un ecógrafo para localizar precisamente la zona de lesión. Una vez identificada, se procede a introducir una aguja de punción seca en el punto afectado, la cual se conecta a un dispositivo EPI.

Una vez la aguja aplicada en el punto de lesión, se procede a la aplicación de la corriente galvánica. El proceso de aplicación dura tres segundos y se repite tres veces, garantizando así una correcta estimulación de los tejidos degenerados. Es importante destacar que durante la aplicación de la corriente galvánica se verifica mediante ecografía que se esté liberando hidróxido de sodio en la zona lesionada.

Este proceso de la EPI se realiza de manera controlada y con la máxima precisión posible, asegurando así que los tejidos afectados se vean beneficiados por los efectos terapéuticos de la técnica.

Contraindicaciones y precauciones de la EPI

Antes de someterse a un tratamiento de EPI, es importante tener en cuenta las contraindicaciones y precauciones para garantizar la seguridad y eficacia del procedimiento. A continuación, se detallan las principales consideraciones:

  • Belonefobia: La EPI está contraindicada en pacientes con miedo extremo a las agujas o fobia a las mismas.
  • Prótesis: Si el paciente tiene implantes o prótesis metálicas en la zona a tratar, se desaconseja el uso de la EPI para evitar posibles complicaciones.
  • Marcapasos y cardiopatías: La corriente eléctrica utilizada en la EPI puede interferir con dispositivos como marcapasos y suponer un riesgo para personas con ciertas condiciones cardíacas. Es fundamental tener en cuenta estas situaciones y consultar con el especialista en caso de duda.
  • Embarazo: Debido a la falta de estudios que demuestren la seguridad de la EPI durante el embarazo, se recomienda evitar el tratamiento en mujeres embarazadas.
  • Procesos oncológicos: Los pacientes que estén en tratamiento para el cáncer o que tengan antecedentes de enfermedades oncológicas deben abstenerse de someterse a la EPI, ya que existe el riesgo de potenciar el crecimiento de células malignas.
  • Tromboflebitis: La EPI está contraindicada en caso de presentar tromboflebitis, ya que el procedimiento puede aumentar el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos.
  • Psoriasis severa: La EPI puede agravar los síntomas de la psoriasis severa, por lo que se recomienda evitar el tratamiento en estas circunstancias.
  • Afectaciones neurosensitivas: En pacientes con trastornos neurosensitivos graves, se debe evaluar cuidadosamente la conveniencia de realizar la EPI, ya que podría desencadenar reacciones adversas o complicaciones en el sistema nervioso.
  • Uso de corticoides o anticoagulantes: Si el paciente está tomando medicamentos como corticoides o anticoagulantes, es importante informar al especialista, quien evaluará si la EPI está contraindicada o si es necesario ajustar el tratamiento farmacológico.

En caso de presentar alguna de estas contraindicaciones o situaciones específicas, es crucial informar al fisioterapeuta antes de someterse a un tratamiento de EPI. Además, el especialista llevará a cabo una evaluación exhaustiva para determinar la idoneidad del procedimiento en función de cada caso individual.

epi

Después de la EPI: ¿Es necesario hacer reposo?

Una vez que has recibido un tratamiento de EPI, es fundamental respetar un periodo de reposo para permitir una adecuada recuperación de los tejidos tratados. Aunque no hay una regla general sobre la duración exacta del reposo, se recomienda descansar las primeras 48 horas posteriores al procedimiento.

Durante este tiempo, es importante evitar actividades físicas intensas que puedan ejercer una carga excesiva sobre la zona tratada. El reposo adecuado permitirá que los procesos de reparación y regeneración celular se lleven a cabo de manera óptima, mejorando así los resultados del tratamiento.

Es normal que sientas un ligero malestar o dolor en el área tratada después de una sesión de EPI. Sin embargo, este malestar a menudo desaparece en pocos días y no debe ser motivo de preocupación. Si el dolor persiste o se vuelve más intenso, es importante comunicarte con tu fisioterapeuta para que evalúe la situación y brinde el tratamiento adecuado.

Es recomendable evitar el uso de crioterapia y antiinflamatorios después de la EPI, ya que estos pueden interferir con los procesos inflamatorios necesarios para la reparación de los tejidos. Sin embargo, en caso de molestias, se pueden utilizar analgésicos según las indicaciones de tu fisioterapeuta.

Cada paciente y cada lesión son únicos, por lo que la duración del reposo después de la EPI puede variar. Tu fisioterapeuta te brindará indicaciones específicas según tu caso y las características de tu lesión. No debes apresurarte a retomar tus actividades habituales sin antes haber permitido un tiempo adecuado de descanso.

Recuerda que el reposo no implica inmovilización total, sino más bien una disminución de la actividad física intensa y una mayor atención a las señales de tu cuerpo. Escucha a tu cuerpo y respétalo, permitiéndote el tiempo y el descanso necesarios para recuperarte adecuadamente después de la EPI.

Posibles efectos secundarios y molestias tras la EPI

Después de someterse a una sesión de EPI, es normal experimentar ciertos efectos secundarios y molestias en el área tratada. Estas reacciones son temporales y suelen desaparecer en pocos días. Es importante tener en cuenta que cada persona puede tener una respuesta diferente y que la intensidad de estos efectos puede variar.

Los efectos secundarios más comunes después de la EPI son un ligero malestar y dolor en el área tratada. Esto puede deberse a la inflamación controlada generada por la técnica y a la activación de los procesos de reparación de los tejidos. Sin embargo, es importante destacar que este malestar suele ser tolerable y no limita las actividades diarias del paciente.

En algunos casos, puede ocurrir un aumento transitorio de la inflamación en la zona tratada. Esto puede deberse a la liberación de productos de degradación de tejidos o a una mayor respuesta inflamatoria del organismo. En general, este aumento de la inflamación se resuelve por sí solo y no requiere intervención médica adicional.

Otro posible efecto secundario es la aparición de equimosis o hematomas en la zona tratada. Estos se deben a la manipulación de los tejidos durante la aplicación de la técnica y son más comunes en personas con una mayor predisposición a la formación de hematomas. Estas marcas suelen desaparecer de forma espontánea en unos días.

Además de los efectos mencionados, es posible que se experimente una ligera sensibilidad o irritación en la piel alrededor de las agujas utilizadas durante la EPI. Esta molestia suele ser transitoria y no requiere atención médica, a menos que se vuelva persistente o se agrave con el tiempo.

Es importante destacar que en casos muy raros pueden ocurrir complicaciones más serias como infecciones o reacciones alérgicas a los productos utilizados durante la técnica. Sin embargo, estas complicaciones son extremadamente infrecuentes y se evitan aplicando las medidas de higiene y esterilización adecuadas.

Electrolisis Percutánea Intratisular

Número de sesiones necesarias y duración del tratamiento

La cantidad de sesiones de EPI necesarias y la duración total del tratamiento pueden variar de un caso a otro. No existe un número exacto de sesiones establecido, ya que depende de la gravedad de la lesión y de la respuesta individual de cada paciente.

En general, se estima que entre 4 y 8 sesiones de EPI son suficientes para tratar la mayoría de las lesiones. Sin embargo, en casos más complejos o crónicos, puede ser necesario un mayor número de sesiones. El fisioterapeuta evaluará la evolución de la lesión y determinará cuántas sesiones son necesarias para obtener los mejores resultados.

Es importante tener en cuenta que estas sesiones de EPI no se realizan de manera consecutiva en un corto período de tiempo. Por lo general, se realizan las sesiones a lo largo de varias semanas, permitiendo que el tejido se recupere y repare entre cada sesión.

La duración total del tratamiento dependerá también de la respuesta del paciente al tratamiento y de la mejoría observada. En algunos casos, puede ser necesario continuar con sesiones de EPI durante un periodo prolongado para lograr una recuperación completa y duradera.

Es esencial seguir las indicaciones y recomendaciones del fisioterapeuta en cuanto a la frecuencia y duración de las sesiones. Cada paciente es único y el tratamiento debe adaptarse a sus necesidades específicas.

Recomendaciones de ejercicios y actividad física después de la EPI

Una vez finalizado el tratamiento de EPI, es importante seguir las recomendaciones del fisioterapeuta en cuanto a la realización de ejercicios y actividad física. Estas recomendaciones pueden variar según cada caso específico, por lo que es fundamental comunicarse con el profesional para recibir instrucciones personalizadas.

En general, se recomienda comenzar con ejercicios suaves y de bajo impacto, evitando cualquier actividad que pueda sobrecargar la zona tratada. Es importante escuchar al cuerpo y no forzar movimientos que causen dolor o malestar. Se deben realizar los ejercicios de forma controlada y progresiva, sin sobrecargar los músculos o tendones lesionados.

Es importante recordar que cada persona es diferente y la respuesta al ejercicio puede variar. Por eso, es esencial seguir las recomendaciones específicas del fisioterapeuta y adaptar los ejercicios según las necesidades individuales. Siempre se debe respetar el tiempo de descanso recomendado entre cada sesión y realizar las actividades físicas con precaución y control.

Es normal experimentar una sensación de fatiga o debilidad muscular después de realizar los ejercicios, especialmente al principio del proceso de rehabilitación. Sin embargo, esto no debe ser motivo de preocupación, ya que es una respuesta normal del cuerpo al esfuerzo físico. Es importante descansar y permitir que los músculos se recuperen antes de continuar con la siguiente sesión de ejercicios.

Preguntas frecuentes sobre la EPI

El tratamiento de EPI puede generar cierto malestar o dolor leve en el área tratada, pero esto suele ser temporal y desaparecer en pocos días. Si experimentas un dolor persistente o que se intensifica, es importante comunicarlo a tu fisioterapeuta para que evalúe la situación y te brinde el tratamiento adecuado.

La duración de cada sesión de EPI puede variar según la ubicación y gravedad de la lesión, pero generalmente oscila entre 15 y 30 minutos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este tiempo puede variar dependiendo de cada caso específico y de la evaluación del fisioterapeuta.

Después de recibir un tratamiento de EPI, es recomendable descansar las primeras 48 horas y esperar al menos una semana antes de someterse a la siguiente sesión. Sin embargo, es importante seguir las recomendaciones específicas de tu fisioterapeuta, ya que el tiempo de recuperación puede variar según la gravedad de la lesión y la respuesta individual de cada paciente.

Sí, es importante que el paciente descanse las primeras 48 horas después de recibir un tratamiento de EPI. Esto permite que los tejidos se recuperen y favorece el proceso de reparación.

La cantidad de sesiones necesarias de EPI puede variar en cada caso individual. Generalmente, se estima que entre 4 y 8 sesiones son suficientes para tratar la mayoría de las lesiones. Sin embargo, esto puede variar según la gravedad de la lesión y la respuesta de cada paciente.

Los efectos secundarios más comunes de la EPI suelen ser mínimos y temporales. Puede experimentarse un ligero malestar o dolor en el área tratada, enrojecimiento de la piel o pequeños hematomas. Estos síntomas suelen desaparecer en pocos días.

Sí, la EPI ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de lesiones tanto agudas como crónicas. Esta técnica innovadora estimula la reparación de los tejidos degenerados y promueve la recuperación. Sin embargo, es importante que un especialista en fisioterapia evalúe tu caso específico y determine si la EPI es la opción más adecuada para ti.

Sí, la EPI está contraindicada en ciertos casos. Algunas de las contraindicaciones más comunes incluyen la belonefobia, prótesis, marcapasos, cardiopatías, embarazo, procesos oncológicos, tromboflebitis, psoriasis severa, afectaciones neurosensitivas y el uso de corticoides o anticoagulantes. Es importante que informes a tu fisioterapeuta acerca de tu historial médico completo para determinar si la EPI es segura y apropiada para ti.

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